Para poder hilar una cierta cantidad
de fibras con determinada longitud, es necesario aplicar un número de torsiones
necesarias para que las fibras se unan, habiendo entre ellas una capacidad de
cohesión interfibra (poder que tienen las fibras de unirse a otras con ayuda
mecánica); esta cohesión es nata en cada una de las diferentes fibras existentes
y ayuda a que las fibras se unan unas con otras a lo largo de toda la fibra.
Esto quiere decir que antes de buscar un efecto por la torsión de un hilo en
una prenda es indispensable aplicar torsiones a las fibras cortas para la
construcción de los hilos, de lo contrario se dificultaría su fabricación.
El objeto principal de aplicar
torsiones a las mechas e hilos durante la hilatura es proporcionar a estos la
resistencia necesaria para su manipulación y que estos se puedan utilizar en
las diferentes aplicaciones de tisaje (Tejido).
Se entiende por torsiones a la
acción que sufre un conjunto de fibras, al proporcionarles cierta cantidad de
giros en sentido de su eje longitudinal, y como consecuencia la porción de
fibras adquiere una cohesión y consistencia provocando así mayor resistencias,
el grado de torsión dependerá del ángulo de inclinación que forma la espira que
une a las fibras, pero hay que tener cuidado pues un exceso de torsión y
entonces tendremos fibras rotas y su resistencia se perdería.
La cantidad de
torsión de los hilos puede tener otras finalidades tales como: Provocar
determinados efectos en el teñido, producir reflejos en el tejido, flexibilidad
o rigidez.

Se le asignan las
letras S o Z respectivamente a razón de que la parte media del trazo en cada
letra coincide con la diagonal que describe la espiral formada por las fibras
que se entrelazan.
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